Una revisión a tiempo del tejado puede evitar una reparación muy costosa
23 de Diciembre de 2014

A lo largo de los últimos veinte años, hemos trabajado en la reparación de decenas de tejados en Majadahonda, en Boadilla del Monte, en Alcorcón, en Colmenar Viejo y hasta en la propia capital y hemos observado el increíble poder destructivo que tiene el agua de lluvia, especialmente cuando actúa en combinación con otros agentes climatológicos. No hace más de tres años que la zona oeste de la Comunidad de  sufrió unos días en los que el viento sopló con una fuerza especial. La prensa se hico eco de la caída de algunos árboles e, incluso, del derrumbamiento, afortunadamente sin víctimas, de la tapia de algún solar. Sin embargo, sólo unos pocos vecinos de la zona cayeron en la cuenta de que si esas rachas de viento habían sido capaces de derribar árboles, era muy posible que también hubieran movido algunas tejas en el tejado de sus casas.  

Por aquellos días recibimos sólo un par de llamadas pidiéndonos que acudiéramos a revisar el estado de los tejados de esas viviendas, una tarea que realizamos con rapidez y en la que procedimos a sustituir unas cuantas tejas que habían salido volando, y a recolocar algunas otras que se habían movido. Con las primeras lluvias, el teléfono de Imperdur comenzó a sonar con una frecuencia inusual y, curiosamente, la mayoría de estas llamadas  procedía de vecinos de la zona oeste de Madrid, en cuyas viviendas comenzaba a filtrarse el agua de forma preocupante. Realizamos aquel invierno varios trabajos de reparación en tejados de Majadahonda, y Pozuelo, algunas de ellas bastante costosas. Reparaciones que se hubieran evitado con una sencilla revisión cuando terminaron los días ventosos del otoño.

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